Este artículo hará
un recorrido histórico a lo que ha sido la profesión de Dectective
Privado en España. En un artículo posterior se comentará sucintamente la historia más reciente
del sector y sus perspectivas para el futuro.
Los comienzos de la
profesión.
A lo largo de la
Historia se ha observado que la información es poder. Quien tiene
que tomar una decisión quiere correr los riesgos imprescindibles.
Por ello, los que se lo han podido permitir, han dispuesto de
profesionales para conseguir esa información crucial antes que el
resto. Paralelamente, se han creado sistemas para proteger y
dificultar que personas no deseadas obtengan esa información: la
encriptación.
El empleo de
informadores está documentado en publicaciones antiguas como la
Biblia o el Sun-Tzu. Así, un gobernante intentaba obtener ventaja
frente al resto conociendo de antemano sus intenciones.
Allan Pinkerton |
La Revolución
Industrial trajo nuevas necesidades informativas: conocimiento de la
competencia, protección de patentes, vigilancia de conductas
sospechosas, antecedentes personales de un trabajador, pretendiente,
etc. Por la misma época se crean los primeros cuerpos policiales
modernos. La insatisfacción en la investigación de delitos provocó
que la gente pudiente recurriera a los servicios de personas más
capaces.
Es en este contexto
cuando surgen los primeros investigadores privados conocidos. En
Francia, Eugene François Vidocq (1833) empezó a ejercer a título
personal. En los Estados Unidos, Allan Pinkerton fundó la primera
agencia que aún hoy sigue funcionando.
Ni que decir tiene
que por la misma época se empiezan a publicar los primeros relatos
policíacos y detectivescos: Los crímenes de la calle Morgue, de
Edgar Allan Poe (1841).
El inicio en España
El primer caso de
investigador privado que se conoce en España es el de Daniel Freixa y
Martí, que en 1888 fundó en Barcelona La vigilancia y seguridad
mercantil. Freixa, al igual que Pinkerton y Vidocq, había sido
anteriormente policía y vio oportunidades de negocio en aquella
Ciudad Condal con una burguesía incipiente que hacía fortuna con la
industria y el comercio internacional. Al poco tiempo estableció
sucursales en las principales ciudades españolas.
Mientras tanto, en
Madrid se funda la primera Escuela de Criminología (1903), aunque
desde hace años antes ya se impartían estudios en la materia.
No obstante, en esta
época ya estaba extendido el recurso a las agencias de investigación
privada: nombres como L'Humanité, Detectives Office, La Protectora o
la Oficina Internacional de Deteectives figurarán en los catálogos
internacionales del sector. En su mayoría eran agencias radicadas en
Madrid y Barcelona.
En 1911 se publica
el primer relato de novela negra español: La gota de sangre, de Emilia Pardo
Bazán.
La regulación, la
formación y la labor de los antiguos detectives.
En la época de la
que estamos hablando no existía regulación alguna de la profesión
de detective privado. Eran las propias agencias quienes se encargaban
de contratar y formar a sus empleados.
Con el paso del
tiempo, Ramón Julibert, un francés establecido en Barcelona que
había fundado en 1910 L'Humanité, decidió crear en 1917 la primera
escuela para quien deseara ser detective privado. La formación
básica consistía en Geografía, Matemáticas, Ciencias Naturales,
Taquigrafía, Mecanografía y Francés. Cursos más avanzados
incluían conocimientos sobre Derecho, Técnicas de Investigación, Ciencia Forense e Inglés.
Conforme avanzaban
“los felices años veinte” la profesión era de amplio
conocimiento debido a su divulgación en la prensa. Mención especial
debe hacerse a Enrique Cazeneuve, fundador de Detectives Office, por
sus artículos y programas en Radio Barcelona. Fue también Cazeneuve
quien escribió Detectivismo Práctico en 1925, considerado el primer manual profesional.
Los encargos que se
recibían eran de lo más variado. Mayoritariamente se trataba de
investigaciones dentro del ámbito particular. No faltaban los
trabajos relacionados con el adulterio, las conductas sospechosas y
la investigación de robos, estafas y chantajes. También era normal
que los detectives privados de entonces realizaran labores de
protección de personas y bienes.
Como se ve, tenían
un campo de actuación más amplio que en los tiempos actuales. Todo
esto desaparecería con la Guerra Civil. Tras ésta, vendrían las
regulaciones de la profesión. Pero esto será materia para otro
artículo.
Bibliografía:
IBÁÑEZ RIDAO, José
Luis. Los primeros detectives españoles. Detective Ferrer. La cara B
de la historia. (on
line):http://detectiveferrer.blogspot.com.es/2009/11/los-primeros-detectives-privados.html
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